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Catastro 2014 en Panamá



Una primera concepción del catastro la encontramos con la necesidad de contar con un inventario de las tierras más productivas para el cobro de impuestos, siendo acaso la causa de las pocas simpatías y abandono en que han estado las oficinas catastrales en general.


Aparece posteriormente, con la Revolución Industrial, la necesidad de relacionar la información inmobiliaria y cartográfica con la jurídica, para garantizar un tráfico inmobiliario seguro. En este caso, si bien se ejecuta esta referencia, en la mayoría de los países latinoamericanos esta información no se logró integrar, con lo cual la información jurídica y cartográfica se desactualizó prontamente.


En la post guerra, el catastro aparece con el fin de que, basado en la información catastral, pueda efectuarse una ordenada planificación del territorio, sin abandonar los aspectos jurídicos, fiscales y mercado inmobiliario; no obstante, aún no se lograba una integración adecuada. En Panamá, por ejemplo, fueron creándose "oficinas catastrales" en las distintas instituciones públicas, por la necesidad de información. Es así como, en la Reforma Agraria, IDAAN, INTEL, IRHE, Recursos Minerales y recientemente la ARI, etc., se levantó información catastral para cada uno de sus propósitos, lo cual impidió la consolidación del catastro como institución.


En la década del 80, con la revolución de la información y la obligación del catastro en llevar a cabo una integración de las acepciones anteriores, surge el término de catastro multifinalitario, como una herramienta que integre y sea útil en la planificación total del territorio y lograr un desarrollo social con equidad, pero sobre todo en forma sostenible y al servicio de muchos fines, jurídico, fiscal, administrativo, ambiental, comercial, etc.


Para el año de 1994, la Federación Internacional de Agrimensura (FIG) encarga a los señores Jurg Kaufmann y Daniel Steudler dirigir un grupo para elaborar una visión del catastro para los próximos 20 años. Es así como aparece EL CATASTRO 2014, cuyas referencias y aplicaciones para Latinoamérica las podemos buscar en trabajos realizados por Diego Erba, del Lincoln Institute of Land Policy, y en la propia FIG, entre otros. El Catastro 2014 plantea la necesidad del catastro como un instrumento multifinalitario, no obstante, no individualizando el concepto o relación de la información física vs el individuo, sino con los objetos territoriales legales; podemos decir, todas las situaciones jurídicas que se relacionen con el territorio y que tengan la obligación de reflejarse y registrarse ordenadamente.


En nuestro país, con el diseño y ejecución, a mediados de los 90, del Subprograma de Catastro y Titulación; con la ejecución del Programa de Titulación y el traspaso de ejidos a los Municipios en la administración pasada, y con la continuidad en la ejecución de la administración actual del programa de titulación y la reciente noticia aparecida en los diarios sobre la ejecución de un catastro en la ciudad capital por parte de la Dirección de Catastro, definitivamente se evidencia el interés serio que, en materia catastral, han tenido las tres últimas administraciones gubernamentales.


Enhorabuena, Panamá pueda contar con un Catastro Multifinalitario, que pueda brindar información clara, coherente y actualizada sobre todo su territorio, como herramienta para lograr una equidad fiscal, planificación ambiental, urbana y rural sostenible; protección de nuestros recursos naturales y territorios indígenas y, todo ello a disposición de bancos, bienes raíces, comercios, municipios, distintos profesionales y el público en general, lo cual esperamos y confiamos sea antes del 2014.

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